sábado, 7 de agosto de 2010

UN DÍA EN ALL4PETS

Ayer llevé a Coco a su veterinaria, Candela. Había que hacerle el preoperatorio para la castración y, de paso, retocar el pelo. ¡Ay, qué experiencia! Candela me sugirió que la dejara allí y la recogiera por la tarde. En un primer momento no supe muy bien qué hacer con mi vida; estar sin Coco me abría infinitas posibilidades, pero a la vez me sentía un poco perdida. Opté por ir de compras, lo se, muy poco original, pero muy práctico.
Un par de horas después me llamó la peluquera para decirme que Coco tenía tantos nudos que irremediablemente había que pelarla. ¡Qué horror!, pensé. Y me acordé de Lola, que quería tanto a Lunita, la bichón maltés de Aurora, hasta que la raparon. En ese momento se dió cuenta de que en realidad ella quería a una bola de pelo blanco y esponjoso y que en cuanto la dejaron en cueros perdió su encanto. Así que, muy ansiosa, me presenté a las 5 en All4Pets. Y mientras yo jugaba con un par de perros grandotes y buenazos que Candela tenía por la tienda llegó Coco corriendo por el pasillo. Al principio ella no me vió y me pareció muy curioso observar a mi perra sin que ella supiera que yo estaba allí; era verla en un mundo nuevo, con otros perros, en otro lugar. Pero cuando oyó mi voz me buscó con la vista y me saltó encima. Tengo que confesar que al verla me dió taquicardia. ¡Mi perrita parecía mas ratita que nunca! Y además de repente era gris. Dios mío, pensé, ¿seré capaz de seguir queriéndola? Pues claro; en cuanto la tuve en brazos y comprobé que ahora es más pequeña, más vulnerable, hasta más blandita.

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