miércoles, 18 de agosto de 2010

... DUERMEN UNIDAS

Estoy sorprendida de la facilidad con la que Jara se ha acostumbrado a estar con nosotros. Ayer mismo me preguntaba Abraham si les echaba de menos y tuve que decirle que si así era no se notaba. ¡Pobre! También yo imaginé que lloraría por las esquinas, pero no. ¿Le pasará lo mismo a Coco cuando se la deje a alguien? Supongo que sí. Ya lo dijo Chusa: son perros y quieren al que en ese momento sea su amo.
Tenemos ya nuestra rutina. Salimos al jardín de enfrente muy temprano; a veces el pis y la caca son rápidos y otras no. Como hoy. Luego me puedo encontrar alguna sorpresita en casa. Nuestro paseo por el parque sirve para conocer zonas nuevas. Coco lo huele todo, prueba todos los recovecos, saluda a todos los perros y personas; a Jara no le interesa mucho ni el campo ni la gente. Coco come del plato de Jara y usa su cunita en cuanto la otra se descuida. Cuando juegan Coco se sube encima de Jara y la mordisquea hasta que ella le pega un grito. Cualquiera pensaría que la pobre Jara está acobardada; y ahora que lo leo, también yo. Para compensar cuando me encuentro alguna meada o caca despistada la bronca le cae sí o sí a Coco; desventajas de ser la dueña de la casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario