martes, 10 de agosto de 2010

EL "CLINC CLINC" DE COCO

Coco ya tiene su nombre escrito en una plaquita. Un regalo de Chusa, que, curiosamente, me recuerda muchísimo a ella por el clinc clinc que hace al chocar la plaquita con la anilla que lleva el arnés cada vez que se mueve.
Cuando se la puse por primera vez y escuché el sonido que hace pensé que eso era un problema. Luego me he dado cuenta de que no, porque se oye a Coco antes de que llegue, y eso es gracioso. También me sirve para saber dónde está cuando se mete por lugares raros del jardín. Pero sobre todo me recuerda a la propia Chusa y una temporada en la que llevaba dos pulseras de plata que chocaban entre sí y que hacían un ruido similar. En la clase de yoga de Ramiro Calle, a la que estuvimos yendo algo mas de un año, acompañando al principio a Vicente para ayudarle en su recuperación, y luego solas, nos solíamos poner cerca la una de la otra. Un día en clase de yoga físico las pulseras de Chusa debían sonar más alto que de costumbre porque la profesora preguntó que qué ruido era ese. Chusa y yo nos miramos de reojo y ella, suavemente, como disimulando, separó las pulseras y seguimos con los ejercicios. A partir de ese momento las clases tenían mas tensión porque cada vez que las pulseras se juntaban y volvían a sonar mi atención se iba hacia ellas, de reojo volvía a mirar a Chusa, y yo no se cómo no nos dió nunca un ataque de risa. El caso es que hace tiempo que no se las veo, digo, que no las oigo.

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