jueves, 5 de agosto de 2010

COCO EN EL PATIO

Coco ya tiene sus rincones preferidos en el patio. Se tira debajo de la mesa, a la sombra y con algo de fresquito, mientras yo me siento a leer o trajino con las plantas. Cuando era mas pequeña exploraba los rincones, metía el hocico por aquí y por allá y hasta eligió un par de sitios para hacer caca y pis, que por supuesto ya no utiliza. Ahora, cuando le da por ser guardiana se coloca cerca de la puerta que da al jardín o en la puerta de casa que da al patio. Allí se sienta y vigila. Cuando pasa alguien suelta un ronquido bajito y de vez en cuando ladra. Ya casi no, porque empieza a conocer los pasos de los vecinos, sabe los que van a la piscina, y reconoce los ruidos, siempre molestos, para qué nos vamos a engañar, de los de al lado: la persiana que sube, raaaaas, la persiana que baja, raaaaas, (siempre me he preguntado por qué cierran a cal y canto la casa cuando se van a dormir y en cambio suben las persianas cuando se van a trabajar).
Estos días hemos tenido visitas profesionales. Antes de ayer los cerrajeros para arreglar la puerta del jardín, a los que recibió con bastante alegría. Miraba y remiraba con nosotros, por dentro, por fuera; una de las veces que nosotros estabamos dentro y ella fuera los propios cerrajeros, muertos de risa, tuvieron que decirle que pasara, que queríamos probar si cerraba. Y entró, claro. Ayer vinieron los que trajeron un nuevo frigorífico y quedaron encantados con ella. Vigiló cómo sacaban el viejo, cómo metían el nuevo, y luego, en la puerta estuvo mirándoles hasta que recogieron todo y se subieron al camión. Uno de ellos se despidió de ella: "adios Coco". Y, tan contenta, se dió la vuelta y se metió en casa.

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