miércoles, 22 de septiembre de 2010

¡QUIETA!

Las etapas de la educación de Coco vienen impuestas por la necesidad. Hace unos días la solté para que aprendiera a pasear junto a mi sin necesidad de correa y todo iba de maravilla hasta que echó a correr y no había manera de alcanzarla. Me asusté y decidí empezar en ese instante la fase de ¡Quieta! Ya la tenemos bastante controlada. Se para inmediatamente al oir mi orden al borde de la acera, al esperar un semáforo e incluso a mitad de paseo, en cualquier sitio, y no arranca hasta que le digo ¡Vamos! Pero ahora quiero empezar a dejarla quieta en algún sitio y yo alejarme sin que ella se mueva. Es un reto, y espero lograrlo.
Cada día que pasa soy más consciente de los beneficios de la educación de un perro. Al fin y al cabo se trata de aprender un idioma común que permita entenderse y hacer más fácil la vida de los dos, amo y perro. Ahora le doy vueltas a asistir a alguna clase de entrenamiento. Para subir de nivel.

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