jueves, 16 de septiembre de 2010

LOS MIMOS DE ESTEBAN

Me regaña a veces Esteban por la cantidad de mimos que le hago a Coco, pero la verdad es que él me gana. Llegó a decirme que tenía celillos de la perrita porque yo estaba todo el rato pendiente de ella, pero en cuanto me descuido la tiene en brazos, achuchándola, revolcándola, y besándola en los morros (que Sol se impresionó al verlo).
Hoy se ha levantado en cuanto ha visto que yo cogía a Coco en brazos para bajarla al jardín. Estaba preocupado porque anoche, sin querer, la pisó y la pobre Coco pegó unos gritos que nos asustaron muchísimo; yo me puse nerviosísima pensando que le había partido la pata y que teníamos una perra coja (el me ha echado en cara hoy, haciendo ya risas de lo que pasó, que sólo me importara la estética). La verdad es que mi reacción fue exagerada, pero recuerdo que mientras estaba ocurriendo yo sentía que con él podía ser así, que él se iba a ocupar de todo. Ya venía yo de otra escenita anterior en la que me había pasado regañando a Coco porque se había hecho pis en la moqueta de mi estudio y me encontraba muy a disgusto conmigo misma. Esto unido a que el otro día me empeñé en cortarle las uñas y casi la desangro ha provocado una crisis de inseguridad en mi que me lleva a preguntarme: ¿está Coco en buenas manos? ¿soy una buena ama? ¿se cuidarla bien? ¿y si me equivoco cómo se arrega todo este desaguisado?

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