
Mientras comíamos Coco iba de un lado a otro debajo de la mesa, y en un momento dado se sentó cerca de Antonio, el marido de May, que comentó que los perros saben quien tiene perro y que se establece una corriente de simpatía inmediata. Ellos siempre han tenido dos o tres perros; me contó May que los dos últimos, grandotes, van siempre detrás de ellos como si fueran su padre y su madre y que ven la televisión juntos, bien pegaditos, incluso en verano, haciéndoles sudar la gota gorda y preguntarse a gritos: "¡¿es que no hay más casa que tenemos que estar aquí apretujados?!". A mi me encanta que Coco se apoye en mí mientras estoy tumbada haciendo gimnasia o leyendo el periodico en el sofá.
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