sábado, 10 de julio de 2010

¡¡UFFF, QUÉ SUSTO!!

¡¡Vaya momentazo!! Ayer oí unos ladridos que me resultaron conocidos y, aunque venían de fuera de casa, un sexto sentido me avisó de que eran de Coco. Rápidamente eché un vistazo a mi alrededor y después de mirar y preguntar por ella corrí a la puerta y abrí. Allí estaba. Ladrando. "Uff, qué susto", parecía decirme con su mirada, "¡que me quedaba fuera!".
Pues sí con ese afan investigador que se le ha despertado vió la puerta abierta cuando Fernando salió a buscar algo en su coche y se lanzó detrás de él, que ni se enteró de que le seguía los pasos. El volvió y cerró. Y ella se quedó fuera. Por primera vez en su corta vida, aún no tiene 5 meses, vivió la sensación de abandono.
Hace un par de días tuvimos otro gran susto. Por sorpresa se encontró cara a cara con el gato de los vecinos, que por cierto le dobla en tamaño. El instinto actuó en los dos. El se encrespó y atacó y ella, aunque en un primer momento reculó, se lanzó a por él. Después de que el gato huyera y se refugiara en su casa, ella me miró desconcertada y se tiró al suelo, espatarrada, buscando unas caricias en su tripita. La cogí con cariño y la metí en casa. Y poco después vomitó. No me extraña; la experiencia había sido morrocotuda.
El resto del día lo pasó recuperándose de la impresión.
Pero tenemos un problema porque el territorio ha sido del gato durante un montón de años. Veremos cómo se lo reparten. Están condenados a entenderse: son vecinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario