martes, 13 de julio de 2010

LO FELIZ QUE ME HACE COCO

Yo nunca había tenido perro. Y para ser sinceros debo decir que hasta hace mas bien poco me han dado miedo. Pero desde que llegó Coco a casa todo ha cambiado. Incluso mi relación con otros perros es distinta. Ahora todos o casi todos me parecen estupendos y me gusta decirles algo o hacerles una caricia.
Cada día es una nueva aventura. Algo nuevo para hacer con ella, para aprender, para festejar. Hoy mismo ha venido corriendo hacia mí, alegre, entusiasmada. Ha sido Esteban el que me ha alertado: "te quiere decir que vayas con ella". Y me ha llevado hasta la caja con arena que tengo en la cocina porque había hecho caca. Estaba feliz. Y yo también. Me encanta que me siga los pasos, aunque a veces he estado a punto de matarme. Que vaya detrás de mi, de habitación en habitación. Que me espere al final de la escalera o arriba del todo hasta saber a dónde voy para venir hasta mi. Que se acurruque a mis piés mientras escribo en el ordenador, o mientras friego los platos, o mientras guiso. Que se me suba en brazos para que la acaricie. Verla morder su zapatilla de juguete o la gallinita de plástico que le ha regalado Ignacio. Pero lo que me derrite de felicidad es su mirada. No hacen falta palabras: basta cruzar los ojos con ella para sentir la comunicación perfecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario