Aprendió en seguida el significado del "no". Pero sobre todo nos encargamos de festejar todo lo que hace bien. Con grititos de euforia, muchos "sí, sí" y "muy bien" que ella agradece dando saltitos y moviendo su rabito a toda velocidad. A punto ya de cumplir 5 meses hace caca y pis fuera de casa o en la cocina, en la caja con tierra de gato (nunca viene mal un poco de confusión de personalidad, a mi me parece que abre al mundo). Ya sabe que se tiene que quedar sentada o tumbada mientras nosotros comemos. Y ahora intento que no se cruce por delante de mí cuando andamos por la calle. El manual que guía nuestras vidas me dice que debo andar con energía, paso firme, y mirada al frente. Que buscar sus ojos le puede llevar a creer que ella es la que tiene que liderar y hacer que se sienta perdida. Bueno, ahí andamos, tirando de la correa para que ande a mi paso y no nos enredemos con las farolas. Me encanta cuando reconoce lugares. Incluidos aquellos en los que hay un perro que ladra detrás de la puerta; aprieta el paso y mete el turbo mirándome de reojo, sin perder ni un segundo, como diciendo "anda, vamos, vamos".
viernes, 16 de julio de 2010
EDUCANDO A COCO
Aprendió en seguida el significado del "no". Pero sobre todo nos encargamos de festejar todo lo que hace bien. Con grititos de euforia, muchos "sí, sí" y "muy bien" que ella agradece dando saltitos y moviendo su rabito a toda velocidad. A punto ya de cumplir 5 meses hace caca y pis fuera de casa o en la cocina, en la caja con tierra de gato (nunca viene mal un poco de confusión de personalidad, a mi me parece que abre al mundo). Ya sabe que se tiene que quedar sentada o tumbada mientras nosotros comemos. Y ahora intento que no se cruce por delante de mí cuando andamos por la calle. El manual que guía nuestras vidas me dice que debo andar con energía, paso firme, y mirada al frente. Que buscar sus ojos le puede llevar a creer que ella es la que tiene que liderar y hacer que se sienta perdida. Bueno, ahí andamos, tirando de la correa para que ande a mi paso y no nos enredemos con las farolas. Me encanta cuando reconoce lugares. Incluidos aquellos en los que hay un perro que ladra detrás de la puerta; aprieta el paso y mete el turbo mirándome de reojo, sin perder ni un segundo, como diciendo "anda, vamos, vamos".
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