viernes, 16 de julio de 2010

EDUCANDO A COCO

Todo el día me lo paso enseñando a Coco. Y debo decir que este esfuerzo tiene su recompensa.
Aprendió en seguida el significado del "no". Pero sobre todo nos encargamos de festejar todo lo que hace bien. Con grititos de euforia, muchos "sí, sí" y "muy bien" que ella agradece dando saltitos y moviendo su rabito a toda velocidad. A punto ya de cumplir 5 meses hace caca y pis fuera de casa o en la cocina, en la caja con tierra de gato (nunca viene mal un poco de confusión de personalidad, a mi me parece que abre al mundo). Ya sabe que se tiene que quedar sentada o tumbada mientras nosotros comemos. Y ahora intento que no se cruce por delante de mí cuando andamos por la calle. El manual que guía nuestras vidas me dice que debo andar con energía, paso firme, y mirada al frente. Que buscar sus ojos le puede llevar a creer que ella es la que tiene que liderar y hacer que se sienta perdida. Bueno, ahí andamos, tirando de la correa para que ande a mi paso y no nos enredemos con las farolas. Me encanta cuando reconoce lugares. Incluidos aquellos en los que hay un perro que ladra detrás de la puerta; aprieta el paso y mete el turbo mirándome de reojo, sin perder ni un segundo, como diciendo "anda, vamos, vamos".

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