viernes, 7 de enero de 2011

¡BUENA SUERTE!

Hoy a la vuelta del paseo con Coco he notado un terrible olor a caca (lo siento Chusa, por mas que lo intento la vida con una perrita es así de escatológica). En seguida he pensado que la pobrecita andaba otra vez con diarrea, pero no. La he inspeccionado una y otra vez, y nada, ella no era, pero el terrible olor inundaba la casa allá donde fuera. Finalmente la he bañado y ha sido al sacarla del agua cuando he visto rastros de mierda aplastada en la alfombrilla, ¿quéeeee?, sí en la alfombrilla del baño, ¡y en la suela de mi bota! ¡Era yo la que apestaba! Me he quitado la bota y la he limpiado a conciencia. He recogido la alfombrilla y la he metido en la lavadora. Y he vuelto sobre mis pasos para ver dónde había dejado huellas, pero curiosamente no había nada. Uff, ya está, menos mal, se acabó el mal olor. Y de repente he pensado que lo que había pasado es que ¡había pisado una mierda!. ¿No dicen que esto trae buena suerte? Lo he comentado con Adriana, con la que he comido, y conversado sobre mis últimas angustias, y me ha dicho que sí, absolutamente sí, que ella, el primer día que llegó a su casa nueva, en la calle Orfila, pisó una al pasear a Mía. "Y me dió muy buena suerte", me ha dicho. Bueno, eso espero, que me la de también a mi, aunque en un primer momento haya pensado que había sido mala pata. En realidad la buena suerte está en la cabeza de uno mismo. Pero el hecho de haber pisado esta mierda me ha dado más fuerza para afrontar todo lo que viene y a pesar de que el momento no parece bueno tengo la sensación de que empieza un nuevo ciclo y de que van a pasar cosas estupendas. Yo, al menos, las voy buscando.

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