domingo, 10 de julio de 2011

COCO A MIS PIES

Me gusta mucho esta foto que me hizo Lola Garrido un día que salimos de paseo con Coco. En realidad Coco está siempre cerca de mis pies. Y si la mirada es importante en la relación con un perro, los pies quizá lo sean más. No sólo porque siempre anda enredando entre ellos, que cualquier día me voy a pegar un guarrazo (ya me caí el otro día pero fue culpa mía, de las sandalias flip flop que se me engancharon en un escalón; la pobre Coco se pegó un susto de muerte al verme tirada en el suelo). Coco sabe perfectamente lo que vamos a hacer dependiendo de los zapatos que me pongo. Si elijo los crocs amarillos o las flip flop (aunque a partir de ahora quedan prohibidas) sabe que salímos al jardín o nos vamos de paseo. Si me pongo otros, cualquiera, ya tiene dudas, y entonces me mira desde una cierta distancia como preguntando. Desde luego si escojo taconazos ni se molesta en cruzar sus ojos con los míos; sabe que me largo sola. Y por cierto, con mala conciencia. No se cómo voy a ser capaz de vivir así. El otro día le pregunté a Ana García Siñeriz, que andaba dándole vueltas a con quién dejar a sus dos perros mientras estaba de viaje, y me contestó: "¿cómo me preguntas eso? tu misma me dijiste cuando te lo pregunté yo sobre mis hijos: acostumbrate a vivir ya para siempre con mala conciencia". Ay, se me había olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario